domingo, 4 de enero de 2009

El libro del año



Escribe: Luis Pacho (*)



Se puede discutir su ampuloso prólogo. Se puede no estar de acuerdo con la herramienta teórica utilizada. Incluso se puede objetar la ausencia de tal o cual escritor tradicional, mayor o joven, o disentir respecto de los que sobran en el libro. Se puede cuestionar los criterios adoptados por el autor, e incluso los errores de edición. Pero si algo en el que tirios y troyanos estarán de acuerdo es que, AQUÍ NO FALTA NADIE, ha desatado polémica, y es el libro que mayor crítica sana o insana ha recibido en el decurso de los últimos años. Y claro, ha trascendido fácilmente las fronteras de Puno, y ha sido leído con fruición en casi todos los círculos de la literatura peruana.


Hay que recordar que importantes y reconocidos críticos y estudiosos de la literatura peruana y regional han dado su opinión en torno al libro, todos aparentemente elogiosos. Caso Ricardo Gonzáles Vigil, Juan Zevallos Aguilar, José Gabriel Valdivia, Ricardo Virhuez, José Luis Córdoba, Percy Zaga, Juan Luis Cáceres Monroy, entre otros. Y no es para menos, se trata de un recuento desde los fundacionales Alejandro Peralta y Carlos Oquendo de Amat, pasando por el gran poeta vivo Efraín Miranda Luján, hasta concluir en la llamada Generación del ´90. Sólo 21 poetas para un periodo de cien años.


Ocurre, sin embargo, que un sector de la literatura puneña cree porque pertenece al establishment literario local (¿si existirá?) o porque creen que tienen el respaldo académico, pueden hacer sacrosantas evoluciones del proceso literario puneño en un ensayo y/o una antología. Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver o que no hay peor sordo que el que no quiere oír. En este mundillo literario local, ya lo dijimos, es fácil engatusar, falsear, despistar o callar las bondades de un libro. Por eso, quedará para la anécdota los resquemores, las pataletas y las rabietas de algunos de nuestros escritores mayores de Puno y aquellos jovenzuelos que, dándose de grandes estudiosos y conocedores de la literatura y la historia puneña, traten de silenciar mediocremente en uno que otro cursito de capacitación docente o en cuanta entrevista son “invitados”. Pero el asunto siempre ha sido bastante sencillo: el tiempo y los lectores, son y serán los mejores críticos.

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Fuente: El Katari. Boletín de letras, Nros. 13-14. (Director Víctor Villegas), Puno diciembre 2008.



Continúa la votación (hasta el 10 de enero) en:

http://www.encuestaliteraria2008.blogspot.com/


sábado, 3 de enero de 2009

Puerta de emergencia: un recuento de los sucesos literarios en Puno


Por: Darwin Bedoya (*)

Quiero empezar estas líneas con un tono casi bíblico: en el principio fue la poesía, esa esquiva avecilla que Oquendo llegó a domesticar. Luego fue Churata, quien en medio de la maleza verbal se abrió paso hasta encontrar su único libro que hoy tantos sabuesos buscan a rabiar. Al tercer día vinieron, como una dolencia, todos los demás (Peralta, Armaza, Nava, Miranda, Aramayo, Zaga, Espezúa, Rodríguez, etc.), luego fueron llegando los otros, los irreconocibles, aquellos que trajeron bajo su brazo una hambruna terrible de poesía o de cualquier cosa parecida a la literatura. Nadie escribía tan bien que digamos. ¿O eran solamente algunos?

En cierto libro olvidado por todos, alguna vez leí lo siguiente: «al granuja que se sabe buen escritor se le reconoce inclusive por la manera de andar». No sé si esta frase sea absolutamente cierta o comprobable; sin embargo, hay otras formas de comprender o comprobar eso de «buen escritor». Por ejemplo, cuán cierto es que el escritor de verdad no necesita colgarse de nada, ni de nadie. No necesita ganar ningún concurso, no requiere de ningún tipo de publicidad, ni de tarjetas, ni de críticos, ni reconocimientos. En el buen escritor no se instalan las ideas de grandeza con la publicación de un libro o de dos. La alimaña que escribe bien siente un endemoniamiento terrible solamente por crear e imaginar algunas cosas que Dios olvidó hacer o decir. El extremo de esa sabandija llamada buen escritor es que la vida únicamente le alcanza para escribir. Este bicho raro, cuando escribe, siente que tiene alas, pero no se echa a volar apenas se entera que las tiene; por el contrario, las mueve hasta pulverizar la imaginación y se ve por los aires sin mover esos brazos alados, y entonces vuelve pavorosamente a hacer lo suyo: escribir, escribir. Aparte de ello, este infeliz escritor, debe estar conciente de que su vicio de escribir en soledad es una enfermedad pandémica y sin remedio. Nadie lo va a curar de ese terrible mal de letras, ni siquiera una columna de ángeles llegando a este terrestre suelo, ni siquiera un harem de vírgenes desnudas.

Parece que en Puno, después de una reflexión honda y verdadera, algunos que creían ser escritores de verdad, de pronto han comprendido la dimensión de sus alas, pues lo de granujas o de bichos les ha quedado como una designación muy inalcanzable. Al concluir este año 2008 y al realizar este necesario balance de la literatura puneña, nos damos con la grata sorpresa de que no hay poetas por docenas, tampoco hay libros, revistas, boletines ni plaquettes por doquier como quiso aparentar el año anterior; este año, empero, la ausencia de esas avalanchas es una buena señal. Es un indicio de que están detenidos en meditar que lo que uno escribe no es inmediatamente publicable. No.

Mientras tanto, el hecho destacable de este año que ya concluye, sólo será y quedará para memoria de muchos: ese intento de Walter Bedregal por reunir a las mejores voces de la poesía puneña en un libro titulado «Aquí no falta nadie», ese texto del que muchos reniegan, incluso algunos sin haberlo leído siquiera. Sus más de 300 páginas serán la señal de que algunos han andado un poco lejos. El tiempo se encargará de decir si verdaderamente valió la pena o no publicar esta antología. En síntesis: un libro para la discusión, que se atreve a mantenerla en tiempos de temperancias, connivencias, mariconadas, vilezas y silencios. Ojalá, cuando aparezca por ahí la razón, esta antología sirva para propiciar el fuego de una discusión alturada que se hace necesaria no sólo para el género de la poesía, aunque, sin duda, muy prioritariamente para ella; sino también para hacer reformulaciones en el proceso de creación literaria en Puno.

Por otro lado, no se conoce ni se ha presentado otro libro que tenga alguna relevancia. No ha habido eventos mayores donde haya triunfado la literatura, salvo el homenaje a Efraín Miranda Luján y el Encuentro de Escritores Sur peruanos realizado en Lampa. No se trata de una cuestión ajustada a las preocupaciones de ciertos «especialistas», sino de un foco que comienza a iluminar prácticamente todos los rincones de las aspiraciones del escritor joven o, de ese maestro hasta cierto punto conocido, a tal punto que tendremos que poner el telón de fondo que siempre fue un nombre y un libro, o, en todo caso, los «poetas malditos» que ya no quieran escribir, tendrán que salir de este loquerío usando la puerta de emergencia, rompiendo los cristales y llamando a los bomberos, porque en los últimos años la literatura puneña se ha convertido en un prisma a través del cual se podía ver, descubrir, comprender y examinar un cierto proceso decadente de consolidación literaria. No es fácil determinar si esto está ocurriendo para bien o para mal de nuestra tradición literaria; pero lo que puede decirse es que responde a pulsaciones reales cuyo origen es la necesidad de escribir algo de verdad publicable y que, sin ser prioridad vital o necesaria, desde fuera pueda ser vista con dignidad.

Finalmente, para conservar el tono bíblico, concluyo con estas líneas casi apocalípticas, casi proféticas: la construcción de una verdadera literatura —en el buen sentido de la palabra— es relativamente posible, y se logró en etapas anteriores a la actual, por ello, es aceptable afirmar que la construcción de textos auténticos será una peculiaridad, quizá dentro de la postmodernidad, como respuesta a la individualización exacerbada que sufren algunas sociedades, particularmente (aunque no únicamente) la nuestra. En este país donde el arte no paga, ni pagará nunca, las cuestiones literarias tienen otro lugar. Ocupan una muy importante jerarquía cuando se trata de hacer algo en serio. Tal vez por ello, en los próximos días se tenga noticias verdaderas de un texto que justifique el tiempo perdido y la pasión y la seriedad y la preparación y la información y la imaginación. Y la innovación y la propuesta. Tal vez. Quiero citar aquí las palabras de un granuja de raro nombre que decía esto sobre la poesía: «Me aterra la poesía. Es como si repentinamente tuviera que decidir la suerte del mundo y yo nunca he querido decidir nada, peor la suerte del mundo. Para esas cosas desagradables está Dios. A mí, por Dios, que me dejen tranquilo. No se diga en este sanatorio, que es como un lago donde se reproducen las pesadillas de todos los hombres; no se diga que yo escribí algún poema, jamás entraría a tamaña vastedad, tampoco haría tan terrible mal». ¿Puno era tierra de poetas? ¿Es?

Por eso habrá que desgarrarse el alma y descubrir la esencia natural de las cosas. Habrá que alcanzar la vida del granuja y saber conservar las alas porque nuestro andar todavía tiene defectos que son posibles corregir. Tal vez un día encontremos las palabras mejores que el silencio.


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Fuente: El Katari (Boletín de letras) Nº 13-14 . Puno, diciembre, 2008. Dirige: Víctor Villegas.

viernes, 2 de enero de 2009

LO MEJOR DE 2008 EN PERÚ

























Libros de poesía

- Mario Montalbetti. Ocho cuartetas en contra del caballo de paso peruano (Álbum del Universo Bakterial)
- Carlos López Degregori. El hilo negro (Borrador)
- José Morales Saravia. Peces (Tsé-Tsé)
- Roger Santiváñez. Labranda (Hipocampo / Asalto al cielo)
- Miguel Ildefonso. Los desmoronamientos sinfónicos (Hipocampo)
- Luis Ormachea - Tela de Juicio (Dragostea)
- Salomón Valderrama. Amórfor (Sol negro)
- Denisse Vega Farfán. Una morada tras los reinos (Lustra / Centro Cultural de España)
- Víctor Coral. Parabellum (Santo Oficio)
- Juan José Soto. Airado verbo (Sol negro)

Otros libros de poesía que nos llamaron la atención fueron Postales de José Gabriel Valdivia (Cascahuesos), Fragilidad de lo visible de Alex Morillo (Pájaro de fuego), Elogio de otra vana invención de Carlos Eduardo Quenaya (Lustra), Terrado de cuervos de Pablo Salazar Calderón (Tranvías) y Aves de la ciudad y alrededores de Rafael Espinosa (Álbum del Universo Bakterial)

Antologías y reediciones

- Jorge Pimentel. Ave Soul (Doble Príncipe ediciones)
- Jorge Eduardo Eielson. Habitación en Roma (Lustra)
- Rodolfo Hinostroza. Nudo Borromeo y otros poemas (Lustra)
- Jorge Eduardo Eielson. Ptyx (Lustra)
- Maurizio Medo. Sparagmos (Cascahuesos / Asaltoalcielo)
- Jorge Frisancho. Estudios sobre un cuerpo (Tranvías)

- Walter Bedregal. Aquí no falta nadie
(Grupo Editorial Hijos de la Lluvia & LagOculto Editores)



Libros de ensayo

- Camilo Fernández Cozman. La poesía hispanoamericana y sus metáforas (Universidad de Murcia)
- Marta Lopez Luaces. La poesía y sus máscaras (Fondo Universidad Nacional Mayor de San Marcos)

Imagen: Ave soul de Jorge Pimentel. Sin duda varios de los libros del año fueron entregados por miembros de la denominada generación del 70 como Pimentel, Montalbetti, López Degregori, Morales Saravia, signo que habla de la vigencia, rigor y vitalidad de esta generación de poetas.


jueves, 1 de enero de 2009

BALANCE LITERARIO DE AREQUIPA EN 2008


Por: José Córdova

“El mejor libro de poesía del año”. “El mejor libro de cuentos del año”. “La mejor novela del año”. “El escritor revelación”, etc., etc., y etc. Ah!, esa ciega pretensión de clasificar los libros o sus autores como “los mejores del año…”. ¡Pamplinas!, este ejercicio clementepalmeano nos hace caer en una especie de meros encuestadores o ranqueadores de Agencia Publicitaria que sólo mide el consumo y no la calidad. Mejor, me parece, basta dar cuenta de los hechos y que la historia juzgue más adelante, pues lo otro es sólo gusto subjetivo y ya.

Antes de acabar el año, he estado revisando los libros publicados en Arequipa, y de escritores arequipeños que han sido publicados en otras latitudes, así como los diversos sucesos que han acontecido durante casi todo el año que nos deja. He aquí un pequeño recuento de casi todo lo que ha sucedido:

Balance de publicaciones:

De lo mejor que se publicó durante el año y casi en orden de llegada tenemos: a mediados de mayo aparece Tela de juicio (Arequipa, Editorial Dragostea), cuarto libro del poeta Luis Ormachea, quien, por cierto, fue finalista el año pasado en el concurso COPÉ; en junio Bajas pasiones para un otoño azul (Lima, Ediciones COPÉ) de Luzgardo Medina Egoavil (tercer lugar del premio internacional COPÉ 2007); continúa Elogio de otra vana invención (Lima, Lustra Editores) primer libro de poemas de Carlos Eduardo Quenaya presentado los primeros días de julio en la bóveda del tradicional Zorba’s; continúa Frivola musa (Arequipa, Cascahuesos Editores) del iqueño Víctor Salazar; Las palabras no pueden expresar lo que yo experimenté entonces (Lima, AUB), una especie de antología o selección de poesía publicada e inédita de Oswaldo Chanove; y ya finalizando agosto aparece Lady Lazarus, de la Editorial Dragostea, una colección de seis poemarios de diversas escritoras del orbe: Sylvia Plath (Estados Unidos), Renée Vivien (Francia), Ana Blandiana (Rumanía), Sor Juana Inés de la Cruz (México), Alejandra Pizarnik (Argentina) y Mercedes Delgado (Perú); por otro lado, también aparece Postales (Arequipa, Cascahuesos Editores) del poeta José Gabriel Valdivia; luego en septiembre La gran cocina mestiza de Arequipa (no tengo datos del editor) del poeta Alonso Ruiz Rosas; y finalizando el mes aparece Retrato de una mujer malvada y otros poemas (Arequipa, Edición independiente) de la poeta Luz Vilca; en octubre aparece Humedales (Arequipa, Cascahuesos Editores) del chileno Javier Norambuena, y el primer tomo (y segunda edición a la vez) de 80m84rd3r0/Ground cero (Lima, Editorial Norma) de César Gutiérrez; y ya para finalizar el año, en diciembre aparece Para detener el tiempo (Arequipa, Editorial Dragostea), un libro compuesto de poesía, cuentos y una novela corta del cusqueño Jorge Vargas Prado; Antropología de la espuma (Lima, Hipocampo Editores) del poeta Jimmy Marroquín, y en los últimas días Sparagmos (Arequipa, Cascahuesos Editores & ASALTOALCIELO/editores) una especie de reestructuración de una parte de la obra del poeta Maurizio Medo. Mención aparte merecen la aparición de la revista Fosa Común del grupo literario “Domo de paja”, y la aparición de la obra teatral Al pie del Támesis (Lima, Alfaguara) y el ensayo El viaje a la ficción: El mundo de Juan Carlos Onetti (Lima, Alfaguara) de Mario Vargas Llosa.

Balance de actividades y sucesos:

No sólo vale la pena recordar las publicaciones, sino también algunos sucesos que en algunos casos lamentablemente sucedieron y en otras dejaron grandes alegrías en la colectividad: así por ejemplo, una noticia a fines de abril alegró el ambiente cultural de Arequipa: los resultados del XIII Premio Internacional COPÉ de poesía, pues Luzgardo Medina Egoavil había obtenido el tercer lugar en dicho certamen mientras que el poeta Luis Ormachea había sido finalista. Sin embargo, en mayo, una trágica noticia pasó absolutamente desapercibida, salvo para aquellos que conocíamos de alguna manera a Edmundo de los Ríos: este gran escritor y autor de Los juegos verdaderos “la novela que inicia la literatura de la revolución en Latinoamérica”, había fallecido en Lima, un domingo 11, día de la madre. Sólo recién después de casi un mes de su deceso aparecieron algunos homenajes póstumos (crónicas y testimonios). Luego, pasando a la otra mitad del año, en julio, el poeta José Ruiz Rosas fue homenajeado y nombrado miembro de la Academia Peruana de la Lengua. Y para ello se contó con la presencia de Ricardo Gonzáles Vigil de la Pontificia Universidad Católica del Perú y Marco Martos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Días después su hija Teresa Ruiz Rosas presentó su novela La falaz posteridad (Lima, Editorial San Marcos, 2007) mientras que desde Puno nos visitó Walter Bedregal para presentarnos (singularmente dos veces) su antología de poesía puneña Aquí no falta nadie (Juliaca, Grupo Editorial Hijos de la lluvia & LagOculto Editores). A inicios de agosto, el poeta cusqueño Odi Gonzales vino desde New York a presentar la reedición de sus poemarios Valle sagrado / Almas en pena (Lima, Ediciones del Santo Oficio, 2008) como actividad complementaria al segundo Festival del Libro, Arequipa-2008. Posteriormente se realizó el “II Concurso Literario de Cuento, Poesía y Ensayo Breve 2008” cuyos resultados no sorprendieron mucho: en cuento el primer lugar fue para el poeta Luis Ormachea por su cuento Juicio, en poesía el primer lugar fue para Filonilo Catalina (Luis Rodríguez Castillo) por su texto Trapecista, y en ensayo el primer lugar fue para Rafael Alberto Bedregal Carpio por el ensayo Nuestra posmoderna libertad. En octubre nos visitaron el escritor Francisco Ángeles y el poeta y editor Paúl Guillén gracias a la Alianza Francesa que organiza anualmente la Lire en Fête; luego se desarrolló el Segundo Festival del libro, Arequipa-2008, evento que pasó sin pena y sin gloria dada su total desorganización, la mala disposición y hacinamiento de los stands de venta y la ausencia de varios invitados. Sin embargo, y ya en el último mes de este año, dos noticias alegraron el ambiente cultural arequipeño: la primera fue la noticia de los resultados del concurso de la revista Caretas “el cuento de las 1000 palabras”, pues el segundo premio fue otorgado para César Sánchez Martínez, un escritor de apenas 23 años, mientras que en Europa, nuevamente Mario Vargas Llosa fue nominado junto a otro gran peruano al premio IMPAC cuyos resultados recién saldrán a luz en el 2009.
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*Arriba, en la imagen: Edmundo de los Ríos.